Ande y que le jodan
Trasteando por ahí entre llamada y llamada he visto esto, donde un cliente se lamenta del trato recibido por parte de algunos teleoperadores, ante lo cual saca toda su artillería (de no muy largo alcance, por cierto) para ponernos verdes a todos los que nos dedicamos a esto. Parece cargarse aún más de razón aduciendo haber sido él también teleoperador en otros tiempos. Esta es mi respuesta, que también podéis ver en los comentarios de su post:
El Teleoperador on 04 April 2005 at 13:59
¿Que usted ha sido teleoperador? Qué birrioso pasado, qué analfabetismo, qué desperdicio neuronal, qué gasto genético más improductivo.
Yo nunca he sido ni seré teleoperador, ni mis muchos y muy buenos amigos teleoperadores fueron, son ni serán jamás teleoperadores. Pero mientras luchamos por trabajar de lo que nos gusta seguiremos trabajando de teleoperadores sin serlo, o de camareros sin serlo, o de lo que sea sin serlo. No se confunda.
Y si le jode el trato recibido, pues eso, se jode. Trabajamos entre cinco y ocho horas diarias frente a un monitor, con el tiempo cronometrado y fiscalizado para descansar, comer y hasta para mear, con un contrato que jamás será fijo (casi mejor) ni estable, por un sueldo irrisorio redondeado con la paga de vacaciones prorrateada (es decir, sin pagas extra), vigilados por jefes que muchas veces saben menos que nosotros y que nos escuchan las llamadas y en una empresa que nunca es la empresa que usted cree.
Ah, ¿que pensaba que estaba hablando con Telefónica, o con Gas Natural, o con Mapfre? Qué iluso. Habla usted con Atento, Working People, Phone Assitant, Marktel o cualquier otra mierda de servicios sub-sub-subcontratada. Y la competencia es feroz, cualquiera de éstas se compromete a hacerlo un poco más barato que otra y hala, adiós contrato para una, nuevo contrato para otra y un grupo de trabajadores que lo harán por un poco menos de dinero. Externalización lo llaman. Con esto Telefónica, Mapfre o Gas Natural se ahorran un montón de pasta en contratos, formación y Seguridad Social porque otra empresa subcontratada se compromete a hacerlo por menos. ¿Cuál es el truco? Contratos temporales, sueldos mínimos, ninguna formación, ninguna inversión en PCs...
¿El culpable? ¡Usted! El inversor en bolsa que exige el máximo de dividendos sin importarle un carajo de dónde salgan, el político que dicta esas reformas laborales y que no hace inspecciones de trabajo, el cliente que lo sabe pero no exige a la empresa un comportamiento ético. ¿Y quiere que a mí me importe el que usted no tenga conexión a Internet, o que lleve quince días esperando un fontanero, o que le reviente la caldera y esté duchándose con agua fría? ¡Ande y que le jodan, hombre!