¿Quién da la vez?
Supongamos una academia de inglés que va a empezar nuevo curso y está recibiendo solicitudes de nuevas inscripciones. Supongamos que quedan cien plazas libres para 1000 solicitantes. Unos días antes se les hace una prueba de conocimientos, se les asigna una clase y se les comunica cuántas plazas libres quedan en cada una. Y supongamos que el curso comienza mañana, 1 de octubre.
Como los 1000 aspirantes tienen todos el mismo derecho a una plaza, se podría hacer un programilla informático que las asignase por sorteo y dejase a los 900 restantes en lista de espera. Se envía a los seleccionados un e-mail, un SMS, se publican sus nombres en un tablón y se ponen en la web de la academia. Los que no confirmen su plaza en un tiempo determinado la pierden y pasan a los siguientes de la lista de espera, se les envía otros e-maila, SMS, etc., hasta confirmar todas las plazas.
Lo escribo según se me ocurre aunque seguro que el sistema es claramente mejorable, pero si hace años que puedo hacer la declaración de la renta y pagarla sin moverme de casa, es de suponer que esto no debe ser más difícil, ¿no? Vamos, que para esto casi no hace falta ni saber programar, que con una simple hoja de Excel bastaría, ¿no?
Bueno, pues no, es imposible. Hoy en día no existe ningún lenguaje de programación ni aplicación informática capaz de gestionar este farragoso proceso, ni ningún informático, ingeniero ni analista capaz de desarrollarlo, así que hay que hacerlo a "maricón el último".
Pasemos a la realidad. Para apuntarte a los cursos de natación en un polideportivo del Ayuntamiento de Madrid a comienzo de curso -o sea, ahora- hay que hacer lo siguiente, agárrense que vienen curvas:
29/09/08, 19h: Voy al polideportivo a hacer la prueba de nivel en la que un monitor me clasifica en uno de los tres niveles. Luego voy al tablón de anuncios a comprobar cuántas plazas libres quedan en cada turno de ese nivel. Este dato (una simple hoja de Excel con dos columnas) no se publica en la web del Ayuntamiento de Madrid ni en ninguna otra, hay que ir al polideportivo a verlas. Y si vives como yo a medio camino de dos polideportivos y te da igual uno que otro, hay que ir a los dos a hacerte la prueba de nivel, porque cada monitor hace las suyas y no se fía de las de otro monitor; y hay que ir a los dos a ver las plazas libres porque tampoco tienen ningún contacto entre sí, ni siquiera telefónico. Aquí mismo lo dice.
A principio de curso hay manadas de padres deseosos de apuntar a sus hijos, muchos más de los que hay sacándoles el carné de la biblioteca. Los madrileños son gilipollas y compran bicis de montaña para pasear por el Retiro y un 4x4 para escalar la C. Atocha, así que es lógico que piensen que la súpervivencia de su hijo en medio de la Península depende de que sepa nadar, y visto el excelente drenaje de los túneles de la M-30, cualquier día lo será.
Algunos de estos padres están dispuestos a hacer cola durante toda la noche y se organizan en una lista aparte en la que apuntan nombre, número de niños y número de turno. Me pregunto qué dirán cuando sus hijos quieran guardar cola toda la noche a la puerta de un estadio para ver a Tokyo Hotel.
30/09/08, 8:30. En la puerta del polideportivo veo gente con abrigos y bufandas, innecesarios a estas horas pero agradecidos para pasar toda la noche; veo también sillas plegables, mantas, bolsas con comida y algún termo, y veo también una cola de unas sesenta personas. Parecen pocas pero no se engañen, recuerden que cada una de ellas representa a varias.
La cola va rápida y quince minutos después ya estamos dentro y un funcionario nos da un número como los de los súpermercados. ¿Cómo, otra espera? Sí, amigos, el polideportivo abre a las 8:30 pero la secretaría no lo hace hasta las 9:30. Así que han esperado durante toda la tarde de ayer y toda la noche para que les den otro número y esperar una hora más.
A mí me dan el B20, así que antes tengo a los cien de la serie A y veinte de la B, que representan a saber cuánta gente cada uno. Pregunto a un funcionario cuánto puede tardar en pasar todo el turno A y me responde abriendo mucho los ojos: "¡Buuuuuf! Lo menos, menos... hora y media". Pues hasta luego, Lucas, y me vuelvo a casa a empezar a escribir esto.
30/09/08, 11:00. En la puerta del polideportivo sigue habiendo unas sesenta personas esperando y comentando la excelente organización de la Dirección General de Deportes del Ayuntamiento de Madrid, fumando, leyendo libros... En la pantalla de turno veo el 14. Supongo que es el B14 y me digo "Uf, por los pelos". Pero es el A14. En hora y media sólo han pasado catorce personas.
A este ritmo, mi turno llegará a última hora de hoy, si llega. Pero tampoco te puedes fiar porque hay mucha más gente interesada en apuntarse por la tarde que por la mañana, que es lo que yo quiero. Supongamos que de los cien que me preceden, 80 quieren ir a la tarde y 20 a la mañana. En cuanto se llenen los turnos de tarde, el resto de los 80 se irán a sus casas y la cola avanzará rápidamente, con lo que a lo mejor mi turno llega a las 16h. O a las 13h. O a las 12h. O ahora mismo, no hay forma de saberlo.
¿Y qué ocurre si se te pasa? Pues que hay que volver a sacar numerito y a hacer cola, porque a nadie se le ha ocurrido apuntar nombres, hacer una lista previa ni nada parecido. Y por lo que recuerdo de cuando iba a la piscina, si la plaza no se cubre en tres días, se queda vacía durante todo el mes, no te puedes apuntar a medio mes. Así que tocaría volver el último día laborable, comprobar las plazas vacías por turnos y volver a hacer cola a primera hora del día uno del mes siguiente. Como dice el Pianista, me estoy mareando.
La primera vez que fui a una piscina municipal fue hace algo más de diez años y ya funcionaba así. No puedo sino felicitar al actual alcalde, Alberto Ruín Faraón, y al actual director general de deportes, Miguel de la Villa Polo, por su denodado esfuerzo en la preservación de las más enraizadas y castizas costumbres madrileñas.
De la página del proyecto Madrid2016:
Como los 1000 aspirantes tienen todos el mismo derecho a una plaza, se podría hacer un programilla informático que las asignase por sorteo y dejase a los 900 restantes en lista de espera. Se envía a los seleccionados un e-mail, un SMS, se publican sus nombres en un tablón y se ponen en la web de la academia. Los que no confirmen su plaza en un tiempo determinado la pierden y pasan a los siguientes de la lista de espera, se les envía otros e-maila, SMS, etc., hasta confirmar todas las plazas.
Lo escribo según se me ocurre aunque seguro que el sistema es claramente mejorable, pero si hace años que puedo hacer la declaración de la renta y pagarla sin moverme de casa, es de suponer que esto no debe ser más difícil, ¿no? Vamos, que para esto casi no hace falta ni saber programar, que con una simple hoja de Excel bastaría, ¿no?
Bueno, pues no, es imposible. Hoy en día no existe ningún lenguaje de programación ni aplicación informática capaz de gestionar este farragoso proceso, ni ningún informático, ingeniero ni analista capaz de desarrollarlo, así que hay que hacerlo a "maricón el último".
Pasemos a la realidad. Para apuntarte a los cursos de natación en un polideportivo del Ayuntamiento de Madrid a comienzo de curso -o sea, ahora- hay que hacer lo siguiente, agárrense que vienen curvas:
29/09/08, 19h: Voy al polideportivo a hacer la prueba de nivel en la que un monitor me clasifica en uno de los tres niveles. Luego voy al tablón de anuncios a comprobar cuántas plazas libres quedan en cada turno de ese nivel. Este dato (una simple hoja de Excel con dos columnas) no se publica en la web del Ayuntamiento de Madrid ni en ninguna otra, hay que ir al polideportivo a verlas. Y si vives como yo a medio camino de dos polideportivos y te da igual uno que otro, hay que ir a los dos a hacerte la prueba de nivel, porque cada monitor hace las suyas y no se fía de las de otro monitor; y hay que ir a los dos a ver las plazas libres porque tampoco tienen ningún contacto entre sí, ni siquiera telefónico. Aquí mismo lo dice.
A principio de curso hay manadas de padres deseosos de apuntar a sus hijos, muchos más de los que hay sacándoles el carné de la biblioteca. Los madrileños son gilipollas y compran bicis de montaña para pasear por el Retiro y un 4x4 para escalar la C. Atocha, así que es lógico que piensen que la súpervivencia de su hijo en medio de la Península depende de que sepa nadar, y visto el excelente drenaje de los túneles de la M-30, cualquier día lo será.
Algunos de estos padres están dispuestos a hacer cola durante toda la noche y se organizan en una lista aparte en la que apuntan nombre, número de niños y número de turno. Me pregunto qué dirán cuando sus hijos quieran guardar cola toda la noche a la puerta de un estadio para ver a Tokyo Hotel.
30/09/08, 8:30. En la puerta del polideportivo veo gente con abrigos y bufandas, innecesarios a estas horas pero agradecidos para pasar toda la noche; veo también sillas plegables, mantas, bolsas con comida y algún termo, y veo también una cola de unas sesenta personas. Parecen pocas pero no se engañen, recuerden que cada una de ellas representa a varias.
La cola va rápida y quince minutos después ya estamos dentro y un funcionario nos da un número como los de los súpermercados. ¿Cómo, otra espera? Sí, amigos, el polideportivo abre a las 8:30 pero la secretaría no lo hace hasta las 9:30. Así que han esperado durante toda la tarde de ayer y toda la noche para que les den otro número y esperar una hora más.
A mí me dan el B20, así que antes tengo a los cien de la serie A y veinte de la B, que representan a saber cuánta gente cada uno. Pregunto a un funcionario cuánto puede tardar en pasar todo el turno A y me responde abriendo mucho los ojos: "¡Buuuuuf! Lo menos, menos... hora y media". Pues hasta luego, Lucas, y me vuelvo a casa a empezar a escribir esto.
30/09/08, 11:00. En la puerta del polideportivo sigue habiendo unas sesenta personas esperando y comentando la excelente organización de la Dirección General de Deportes del Ayuntamiento de Madrid, fumando, leyendo libros... En la pantalla de turno veo el 14. Supongo que es el B14 y me digo "Uf, por los pelos". Pero es el A14. En hora y media sólo han pasado catorce personas.
A este ritmo, mi turno llegará a última hora de hoy, si llega. Pero tampoco te puedes fiar porque hay mucha más gente interesada en apuntarse por la tarde que por la mañana, que es lo que yo quiero. Supongamos que de los cien que me preceden, 80 quieren ir a la tarde y 20 a la mañana. En cuanto se llenen los turnos de tarde, el resto de los 80 se irán a sus casas y la cola avanzará rápidamente, con lo que a lo mejor mi turno llega a las 16h. O a las 13h. O a las 12h. O ahora mismo, no hay forma de saberlo.
¿Y qué ocurre si se te pasa? Pues que hay que volver a sacar numerito y a hacer cola, porque a nadie se le ha ocurrido apuntar nombres, hacer una lista previa ni nada parecido. Y por lo que recuerdo de cuando iba a la piscina, si la plaza no se cubre en tres días, se queda vacía durante todo el mes, no te puedes apuntar a medio mes. Así que tocaría volver el último día laborable, comprobar las plazas vacías por turnos y volver a hacer cola a primera hora del día uno del mes siguiente. Como dice el Pianista, me estoy mareando.
La primera vez que fui a una piscina municipal fue hace algo más de diez años y ya funcionaba así. No puedo sino felicitar al actual alcalde, Alberto Ruín Faraón, y al actual director general de deportes, Miguel de la Villa Polo, por su denodado esfuerzo en la preservación de las más enraizadas y castizas costumbres madrileñas.
De la página del proyecto Madrid2016:
La candidatura olímpica Madrid 2016 intentará demostrar al mundo que Madrid es el mejor destino posible para acoger el mayor acontecimiento deportivo del planeta debido a, entre otras razones, su demostrada capacidad de organizaciónA que no...