La hostia

RinzeWind y yo llegamos tarde al funeral por el eterno descanso (sí, por favor) de Augusto Pinochet que se ha celebrado hoy en Madrid. Ya estaban los feligreses en ese ritual canibal en el que se zampan a un pobre hombre torturado y crucificado, poco antes de ir en paz.

Ya en la calle, me maldecía por mi mala suerte y por fiarme de los medios .que anunciaron las 20:30 y fue media hora antes- cuando unos demócratas de toda la vida decidieron hacer un bis.


Entre ellos, como cuenta RinzeWind, estaba el fascista confeso y homicida frustrado Ricardo Sáenz de Ynestrillas. ¡Y no levantó el brazo, que yo le vi! Vaya mierda de adhesiones inquebrantables.

Pero miento. Esto no es lo único que sacamos de tan solemne cita. Yo como autor intelectual y RinzeWind como autor material, entramos en la casa de Dios y nos llevamos secuestrado a su hijo Jesús en forma de hostia consagrada. ¡Y qué hostia, oiga! Como una moneda de dos euros, no esas birrias que daban en mi parroquia. Aquí está la prueba de nuestra felonía, emulando la escena de la Crucifixión.

Cristo, Dimas y Gestas

Mensaje a Dios: Tenemos a tu hijo. Se encuentra bien salvo por la herida del costado y los agujeros en las manos, pero ya estaba así. Si quieres volver a verlo con vida tendrás que expulsar a Pinochet del Paraíso. Sabemos que lo tienes, cabrón, que nos lo ha dicho el cura. Ah, y queremos sexo, mucho sexo. Y una Wii. Si no tostaremos a tu hijo a fuego como a una nube de los chuches, que ríete tú del vídeo de Krahe.

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