Culito de rana
Anoche Prosopopeyo y yo caminábamos por la calle Luchana de Madrid cuando escuchamos el frenazo de un coche, uno de tantos que se oyen cualquier noche de fin de semana. Pero al llegar a la altura del cine Palafox vi que no era un frenazo más sino un accidente. En el suelo había un scooter, un motorista inmóvil bocabajo y un chaval agachándose a tocar el casco.
Como motero, como técnico de emergencias y como simple ciudadano eché a correr hacia el lugar seguido de Prosopopeyo mientras buscaba mi teléfono móvil y le decía al chaval que no se le ocurriese tocar el casco. Ya había alguien llamando al 112 y el chaval resultó ser socorrista, así que sabía como yo lo que no había que hacer y no pensaba quitar el casco.
Estábamos comprobando las vías aéreas y el pulso cuando a los diez segundos escasos apareció un tipo que se identificó como médico del SUMMA y su mujer, neuróloga. Cinco minutos después aparecían dos UVIS del SAMUR y dos coches de la Policía Municipal. Como si se hubiese estrellado en la puerta de un hospital. Si algún día tengo un accidente con la moto espero tener la suerte de este tipo y estar rodeado de tanta gente preparada.
Pero sobre todo espero que haya cerca otra señora como la que hubo ayer, que con su gesto borreguil se acercó al médico y, agarrándole y tirándole del brazo, le interrumpió para darle una cinta blanca diciendo:
- Tenga, métale esto en un bolsillo. Es una imagen de la Virgen del Pilar.
A lo que el médico, cogiéndola para que la señora dejase de estorbar, respondió secamente:
- Gracias, muy útil.
Ahora sí que me quedé tranquilo. Y Prosopopeyo, viéndose inútil ante tanta gente más o menos preparada para tal situación, dijo:
- Bueno, si se muere me pido ser el cura, porque otra cosa...
Como motero, como técnico de emergencias y como simple ciudadano eché a correr hacia el lugar seguido de Prosopopeyo mientras buscaba mi teléfono móvil y le decía al chaval que no se le ocurriese tocar el casco. Ya había alguien llamando al 112 y el chaval resultó ser socorrista, así que sabía como yo lo que no había que hacer y no pensaba quitar el casco.
Estábamos comprobando las vías aéreas y el pulso cuando a los diez segundos escasos apareció un tipo que se identificó como médico del SUMMA y su mujer, neuróloga. Cinco minutos después aparecían dos UVIS del SAMUR y dos coches de la Policía Municipal. Como si se hubiese estrellado en la puerta de un hospital. Si algún día tengo un accidente con la moto espero tener la suerte de este tipo y estar rodeado de tanta gente preparada.
Pero sobre todo espero que haya cerca otra señora como la que hubo ayer, que con su gesto borreguil se acercó al médico y, agarrándole y tirándole del brazo, le interrumpió para darle una cinta blanca diciendo:
- Tenga, métale esto en un bolsillo. Es una imagen de la Virgen del Pilar.
A lo que el médico, cogiéndola para que la señora dejase de estorbar, respondió secamente:
- Gracias, muy útil.
Ahora sí que me quedé tranquilo. Y Prosopopeyo, viéndose inútil ante tanta gente más o menos preparada para tal situación, dijo:
- Bueno, si se muere me pido ser el cura, porque otra cosa...